Después de una larga espera de 11 años, Tiger Woods se consagró campeón en Augusta, el 15º Grand Slam de su carrera y el quinto que obtiene en ese court estadounidense tras sus consagraciones en 1997, 2001, 2002 y 2005.
La denominada “Tigermanía” parece haber regresado, ya que sus fanáticos volvieron a creer en él después de superar una serie de escándalos sexuales, consumo de estupefacientes, varios pasos por los quirófanos y hasta haber sido detenido por la policía por manejar sumido en drogas.
Hoy, a los 43 años, el presente vuelve a sonreírle, vestido de rojo furioso como en sus domingos más gloriosos para calzarse su merecida chaqueta verde de campeón.
Los únicos que no disfrutan de este triunfo son sus antiguos sponsors que comenzaron a suplicarle retornar a sus contratos millonarios porque saben e intuyen que la “Tigermanía” regresará con más fuerza que antes.